martes, 1 de enero de 2008

Anosmia: la enfermedad de oler nada

Varios incendios se han detectado a tiempo debido a que se percibe el olor a quemado; o al sentir el aroma de un perfume la persona puede enamorarse, e incluso cuando se recorre las afueras de un restaurante, la sensación de hambre empieza. Pero, ¿qué sucede cuando la persona nunca ha vivido esto, debido a que no huele nada?

La anosmia es la pérdida total del sentido del olfato (a: sin, nosmia: olor), señala Óscar Terraza, miembro de la Asociación Americana de Otorrinolaringología.

En la actualidad existen tres tipos de este padecimiento: la primera es la anosmia congénita, que se determina al momento de nacer porque no se desarrollan las fibras olfatorias (el nervio que contiene los receptores del olfato); la anosmia traumática, que sucede cuando la persona sufre algún golpe cerebral y le causa la falta del sentido, y, por último, la inflamatoria, que es causada por cualquier proceso inflamatorio de la nariz como la sinusitis o rinitis.

Tanto la congénita como la traumática son padecimientos incurables, ya que las fibras del nervio olfativo se separan a la altura de la placa cribiforme (el hueso en la base del cráneo que separa el espacio intercraneal de la cavidad nasal); sin embargo, la anosmia inflamatoria puede ser curada al momento de sanar las enfermedades antes mencionadas o con cirugía.

Enfermedad autodetectable

La anosmia congénita es la más padecida (un 30 por ciento a nivel mundial). Según Terraza, los pacientes que tienen esta deficiencia no saben que la padecen, si no fue detectada al nacer y lo descubren después de los diez años, “es una enfermedad subjetiva y autodetectable”, ya que comienzan a tener dudas del porqué no pueden percibir olores que terceras personas sí.

Por eso, no sólo es un problema fisiológico, sino también psicológico, men ciona el galeno, puesto que “cuando los demás pueden oler comida, perfumes o malos olores y el anósmico no, podría existir una confusión con su entorno y una incertidumbre de saber a qué huelen las cosas”, acotó.

Doce años sin oler

Beatriz Moreno, de 24 años, padece anosmia inflamatoria por sinusitis que le fue detectada a los 12. Beatriz recuerda que tres años más tarde, después de haber utilizado tratamientos, desistió debido a que el tomar cortisona le causaba efectos secundarios. Luego, se dio cuenta de que no podía percibir olores, “mis amigos decían: ‘qué apesta o huele rico’, pero yo sólo decía: ‘no huelo nada’”.

Ahora, habituada a la enfermedad, no piensa hacer nada al respecto, “si alguien me paga la operación para la sinusitis, pues sí”, manifestó. En la actualidad, Beatriz sigue sin conocer el olor de lo que come, el perfume que utiliza, el café que toma o si “Arwen”, su mascota, hizo sus necesidades dentro de la casa.

Calidad de vida estable

A pesar de que la anosmia no puede llevar a una persona a la muerte, el facultativo la considera un padecimiento importante, que limita a los médicos de ofrecerle a los pacientes una calidad de vida estable.

Además, comentó que el sistema olfativo no ha tenido avances médicos como los demás sentidos; sin embargo, mencionó que los actuales ganadores del Premio Nobel de Medicina, lo obtuvieron por estudios del olfato, “éste es el inicio de una evolución para prevenir enfermedades causadas en la nariz”, finaliza

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