jueves, 10 de enero de 2008

La risa y la longevidad

Desde la época del Imperio Romano, cuando las personas vivían un promedio de 22 años, el ser humano está buscando la forma de hacer que su estadía en el mundo, sea más duradera, placentera y saludable... ¿cuánto influye el optimismo y la vida sana en todo esto'

El cuerpo humano funciona de manera natural y está, según los estudios científicos, preparado para vivir hasta los 130 años. Ocurre que los agentes externos (mala alimentación, cambio de costumbre, de clima, etc) atacan negativamente a la salud.



Otros factores que influyen en el Envejecimiento

-la menor alimentación con productos naturales

-el consumo de alimentos manufacturados

-la merma del esfuerzo físico por la modernización del transporte y la tecnología

-las exigencias y presiones laborales-económicas

-el estrés

-el colesterol

-el exceso de azúcar en sangre

-el sedentarismo

-la arterosclerosis

-la hipertensión

De todos modos, el avance científico como parte de la interminable búsqueda de la eternidad (que incluye el reciente fenómeno de la clonación), permite que hoy en día, sea posible afirmar que la vejez ya no es un camino corto hacia la invalidez y la inactividad.

Existe el 'Envejecimiento Normal' (el que todos quieren) que va de la mano de la longevidad, y el 'Envejecimiento Patológico', que es una alteración del anterior, con la influencia del estrés, que genera una respuesta bioquímica acelerando la decadencia de las células.

Es de público conocimiento, que las actitudes emocionales y psicológicas influyen cuantiosamente en el proceso hacia la longevidad. La química cerebral se ve afectada por las depresiones, desencadenando una merma en los sistemas hormonal e inmunitario.

Qué factores se deben tener en cuenta

La forma que la persona tiene para relacionarse con su entorno, la importancia que le da a su espíritu creativo, su autoestima, el interés que pone en sus relaciones, la situación económica y el estilo de vida (sana o precaria), son factores de vital importancia en la salud de las personas mayores, y por ende en su calidad y tiempo de vida.

No existe la felicidad como concepto total, sino como suma de buenos momentos. Lo que requiere una vida sana, es una actitud positiva, y eso incluye una mentalidad abierta, una forma de pensar y de sentir.

Son normales los conflictos y las preocupaciones en la vida de cualquier persona. Lo fundamental es saber tomarlos como lo que son, saber expresarse y aprender de lo malo, así como de lo bueno.

No es fácil perder, pero tampoco lo es ganar. Es todo parte de una función que tiene el ser humano, y que lo lleva al progreso, eso es la experiencia, y es allí donde se generan las soluciones.

Es imprescindible saber soltar la tristeza, la desilusión, la culpa, y la bronca en el momento preciso. Y no es menos importante mostrar síntomas de eso: sonreír, tener presente la parte positiva de todo (sin olvidar los errores que sirven para aprender).

Hay otras fuentes de felicidad como ayudar a los demás, mantener una ética, ser comprensivos, conservar la humildad, hacer el amor y sentirse parte de un grupo, todo eso es vivir... hasta los 80, los 90, los 100...

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