martes, 1 de enero de 2008

Peligro de asma por combinación calor, ozono y polen

Los hospitales de Londres se encuentran en estado de alerta ante la posibilidad de que tormentas de verano unidas a las altas temperaturas, y a elevadas concentraciones de ozono y de polen causen problemas respiratorios a la población.

El riesgo no se limita a los ancianos, sino que incluye también a jóvenes de hasta treinta años que podrían sufrir súbitos ataques de asma, según han advertido los expertos.

Una combinación similar ocurrida en la capital británica el 24 de junio de 1994 provocó miles de casos de asma que prácticamente desbordaron clínicas y hospitales.

La contaminación actual se debe al efecto de los rayos solares sobre los gases de escape de los vehículos y los disolventes químicos que generan ozono a nivel del suelo.

El Instituto Nacional para las Enfermedades Cardiopulmonares ha advertido de que la salud de muchas personas puede verse afectada negativamente si además se producen tormentas de verano: éstas podrían provocar ataques de asma al absorber enormes cantidades de aire y de polen del suelo.

Las partículas de polen así succionadas llegan a las nubes, donde se enfrían y vuelven a caer mezcladas con el aire en elevadas concentraciones, lo que puede dar lugar a reacciones alérgicas muy fuertes en personas que sufren la llamada "fiebre del heno", explican.

Muchas personas que no han sufrido ataques de asma se pueden ver afectadas y padecer crisis de pánico, sobre todo porque no tienen medicación para hacerles frente, advirtió William Bird, experto de la Oficina Meteorológica.

El ministerio del Medio Ambiente y Agricultura ha aconsejado a los británicos que eviten los desplazamientos en automóvil que no sean absolutamente imprescindibles.

La ola de calor, combinada con altos niveles de humedad, obliga a los londinenses a llevar siempre botellas de agua antes de tomar los transportes públicos que carecen de aire acondicionado.

Los frecuentes fallos eléctricos en las líneas del metro y del tren han llegado a paralizar el servicio durante varios minutos, e incluso horas, lo que ha obligado a los viajeros a soportar elevadas temperaturas, como ocurrió el jueves con varios trenes.

Los pasajeros de un tren que se dirigía de Newcastle a Londres tuvieron que ser rescatados por los bomberos después de permanecer dos horas atrapados en el interior de los vagones y de que se produjesen escenas de pánico.

Muchos de los viajeros, que sufrían de agotamiento y deshidratación, tuvieron que ser atendidos por los servicios de emergencia que acudieron al lugar.

Un helicóptero de la Policía llevó a los pasajeros cientos de botellas de agua.

Los servicios ferroviarios de varias compañías privadas británicas sufrieron fuertes retrasos, lo que se atribuyó también a las elevadas temperaturas

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