lunes, 4 de febrero de 2008

Lee … y entiende las etiquetas

¿Realmente leer la información nutricional de un producto te ayudará a tomar decisiones más saludables? Un grupo de investigadores del Fred Hutchinson Cancer Research Center de Seattle, en el estado de Washington, aseguran que sí.



“Encontramos una relación muy fuerte entre la lectura de las etiquetas y comer con menos grasa”, explica Marian Neuhouser, una de las autoras del estudio publicado en el Journal of the American Dietetic Association.

Para llegar a esta conclusión, los científicos entrevistaron a 1.450 adultos, a los que consultaron acerca de sus hábitos alimenticios y su conducta frente a los productos en la góndola de un supermercado. De este grupo, el 80 por ciento dijo que leía la información nutricional del alimento y las “adictas” a leer sobre grasas y calorías resultaron ser, oh sorpresa, las mujeres, especialmente las menores de 35 años.

La imagen es repetida. Te paras, cojes un producto y, acto seguido, lo das vuelta en busca de la etiqueta. Y apenas ese movimiento sutil puede cambiar tu ingesta de calorías. “Realmente la gente elige muchas veces el producto –por ejemplo las barras nutritivas- por la cantidad de calorías que tiene”, remarca Alan Kristal, otro de los autores del trabajo.

Lo interesante es que comprobaron que los hispanos leen casi exclusivamente las calorías del producto, mientras que otros grupos étnicos leen la lista completa.

Financiado por el National Cancer Institute, éste ha sido el primer estudio que examina los efectos de las etiquetas nutricionales en una dieta desde que en 1994 el Congreso promulgara una ley por la cual en cada alimento envasado se debía informar al consumidor sobre la cantidad de calorías, grasas saturadas, sodio, vitaminas A y C, y otros de sus componentes.

¿Cuál es perfil de este “lector” ideal? A ver si te reconoces:

Aquellos que creen firmemente en las dietas de bajas calorías. Estas personas son diez veces más curiosas sobre el contenido de las etiquetas que los escépticos.
Los que son concientes de que la dieta está relacionada con riesgo de padecer enfermedades. Es común que el hipertenso enfoque su mirada en la cantidad de sodio o la que le tiene miedo a la osteoporosis, en el contenido de calcio.
Aquellos que padecen de sobrepeso u obesidad y ya empezaron un proceso de cambio. Los que no comenzaron la dieta suelen tener una actitud de “no me importa” frente a una etiqueta y prefieren ignorarla.
Los fanáticos de los suplementos dietarios que hacen ejercicio regularmente. Si eres una chica de gimnasio, seguramente te fascine leer las etiquetas.
Los analistas del estudio no encontraron una asociación entre esta lectura y una mayor ingesta de vegetales o frutas. “Casi todos estos productos son saludables, y la gente no necesita leer una etiqueta para saberlo”, afirma Kristal.

Otra curiosidad de la investigación fue que mucha gente lee toda la etiqueta… pero entiende la mitad de lo que lee. De los entrevistados, pocos sabían que las calorías que se informan están relacionadas con una cantidad determinada del producto –por ejemplo cuatro galletas son 150 calorías- o lo que significa el “porcentaje de valor diario”. Sin embargo, es usual comparar calorías entre las distintas marcas y elegir la que es más magra, aunque la diferencia sea mínima, de menos de cinco calorías.

El mensaje es: “leer la etiqueta hace la diferencia”. Así que, como dicen los expertos, aunque llegues corriendo al mercado en busca de aquello que te falta para la cena de hoy, no dudes en tomarte unos minutos para informarte. Con más datos en la mano, podrás elegir aquellos alimentos que te ayuden a perder las libras de más y a comer más sano.

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