miércoles, 13 de febrero de 2008

Diferencias entre depilación láser y luz pulsada (2ª parte)

En la segunda parte de este artículo, la profesora Pilar García profundiza en la técnica de trabajo, así como en las precauciones a tener en cuenta a la hora de realizar estos servicios.


Técnica de trabajo


Se prepara la zona a tratar, limpiando la superficie cutánea con un desinfectante fácil de retirar o de rápida evaporación.
El profesional debe trabajar con guantes y máscara facial para protegerse de posibles contagios y, a su vez, proteger al cliente.
Se rasura la superficie epidérmica, puesto que la fotodepilación afectará a la melanina del pelo y para que no se produzcan daños a nivel superficial será mejor tener la zona de trabajo lo más limpia posible.
Se delimita la zona de trabajo por medio de cuadrados de aproximadamente 1 centímetro, teniendo en cuenta que el lápiz dermográfico que se empleará en estos casos debe ser blanco y preferiblemente mate para evitar que se reflejen las radiaciones emitidas sobre la piel. El delimitar la zona de trabajo ayuda a la hora de aplicar el tratamiento de manera ordenada, impidiendo que dejemos zonas sin trabajar o que otras partes se sobredosifiquen.
Generalmente sobre la piel se aplica un gel refrescante. Debe quedar claro que este gel sólo refresca y que no es un gel conductor ni nada similar, simplemente refresca la zona depilada y evita el exceso de calor sobre la piel que resultaría desagradable para el cliente y en algunos casos, incluso evita quemaduras en la superficie de la piel por sobrecalentamiento. Algunas firmas prefieren refrigerar las zonas trabajadas con frío por medio de aparatos de crioterapia, cold packs o similares. La finalidad en todos los casos es siempre la misma.
Antes de comenzar el tratamiento láser debemos colocarnos las gafas de protección. Tanto el profesional como el cliente deberán proteger sus ojos con gafas especiales de cristales polarizados con guardas laterales, ya que estamos trabajando con radiaciones y con luz láser, por ello siempre existe el riesgo de poder dañar la visión por reflexión del haz de luz o incidencia directa durante un determinado tiempo.
Programar el aparato indicando siempre el fototipo de piel y color del pelo para poder dosificar la energía según se trata de un láser o una luz pulsada. A diferencia de la longitud de onda fija de los láser, con la luz pulsada es posible seleccionar la gama del espectro para permitirle adaptar la longitud de onda según el color de la piel, color del pelo y profundidad de éste. Así se puede tratar de manera eficaz la mayoría de los colores del vello, así como todas las texturas del mismo.
Una vez acabado el tratamiento, se aplicará según los gustos y la zona a tratar, una solución calmante, una crema que reestructure el pH, un debilitador del vello, etc.
El número de sesiones depende del fototipo de cada cliente, del tipo de pelo y del período de crecimiento, además de la cantidad de energía lumínica que la piel del cliente pueda tolerar.

El número de sesiones puede variar entre tres y ocho, pero, como norma general, se consideran necesarias cinco para conseguir la eliminación del 80% del vello y la miniaturización folicular.

El intervalo entre sesiones es largo, se aconseja que se realice cada dos meses, ya que el vello se encuentra en aproximadamente un milímetro de longitud y, por lo tanto, en fase de crecimiento. El recrecimiento del pelo entre dos sesiones es de un 30% a un 50% inferior respecto a la sesión anterior, dependiendo de la zona a tratar y la naturaleza del vello. Además, el pelo que reaparece tras cada sesión es más fino y cada vez menos pigmentado. Pero se debe insistir en el tratamiento de la zona por completo para obtener mejores resultados.

Al finalizar la sesión la zona tendrá un ligero eritema que, poco a poco y tras unas horas, irá desapareciendo. A veces aparecen unas pequeñas discromías sobre la piel que, tras unos días, desaparecen también. Esto se da sobre todo en pieles sensibles y de fototipo claro.

Precauciones a tener en cuenta antes, durante y después del tratamiento

Antes del tratamiento

No tomar el sol ni rayos UVA al menos un mes antes de la primera sesión de tratamiento.
No depilar el área de tratamiento con ningún sistema de epilación durante al menos 20 días antes de la sesión. No se consideran métodos depilatorios las cremas o espumas depilatorias, ni el rasurado de la zona.
No utilizar productos que regeneren la piel, como peelings o ácidos, durante al menos cinco días antes de la sesión, ya que a su vez irritan y sensibilizan el área de trabajo.
Hacer un buen informe clínico del cliente para descartar la ingestión o aplicación de cualquier sustancia fotosensibilizante que causaría alteraciones en la piel al ser expuesta a la radiación.

Durante el tratamiento

Antes de comenzar el tratamiento, en la primera sesión, se recomienda realizar al cliente un consentimiento informado, que se le leerá y explicará. En esta autorización figurarán los datos del cliente y del profesional que realiza el servicio así como la descripción del trabajo técnico que se va a realizar incluyendo los riesgos, molestias y efectos secundarios que pueda acarrear. Se detallarán los cuidados previos y posteriores y, finalmente, el cliente declarará haber sido informado, y estar de acuerdo en la ejecución del tratamiento.
Se recomienda no usar productos que irriten la piel.
Rasurar la zona de trabajo.
Si se aplica algún anestésico loca, informar al profesional ya que la sensibilidad de la piel y su comportamiento es diferente.
Evitar prendas ajustadas sobre la zona que podrían irritar la piel.

Después del tratamiento

No tomar el sol ni rayos UVA durante todo el tratamiento, ya que las sesiones se realizan cada dos meses aproximadamente y no se recomienda la exposición a radiaciones durante el mes anterior. Una vez realizada la sesión, el cliente debe esperar a exponerse al sol aproximadamente una semana, y empezar exponiéndose con una pantalla solar los dos o tres primeros días y poco a poco reducir el filtro solar.
Utilizar durante las dos primeras semanas pantallas solares de protección extrema.
Evitar la aplicación de calor o sustancias susceptibles a producir una hiperemia sobre la zona afectada durante los tres primeros días.
Evitar aplicar sobre la piel productos que contengan alcohol durante los tres primeros días.
No utilizar prendas ajustadas al menos durante dos o tres días. No taponar la zona con la aplicación de ningún tipo de sustancia o vendaje, ya que, cuanto más libre esté la zona, mejor recuperación tendrá.

Contraindicaciones

El tratamiento está contraindicado en algunas patologías, como epilepsia, herpes simple, fiebre, infecciones, diabetes mellitus, neoplasmas, así como en tratamientos con ácido retinóico o con productos que produzcan fotosensibilidad o en tratamiento de vía oral con fármacos fotosensibilizantes.

Tampoco se recomienda en caso de embarazo, lactancia ni sobre queloides. Su uso alrededor de los ojos puede hacerse siempre y cuando la protección ocular sea correcta.

Otra de las contraindicaciones estéticas bastante común es sobre zonas micropigmentadas o tatuajes, ya que, al tratarse de pigmentos instaurados en la piel, estos pigmentos se destruirán al ser expuestos a la radiación, pudiendo eliminar el tatuaje o el pigmento o, incluso, producir modificaciones en el color implantado en la piel.

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